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Foto del escritorJess Martín

La (mi) realidad de ser CAMPER

Actualizado: 7 sept 2021

Como todo en la vida, en las experiencias #camper también nos movemos por extremos: por un lado los que romantizan la vida camper, con sus atardeceres desde la parte de atrás de la furgo o en sus autocaravanas super lujosas que nada tienen que envidiar al RITZ; y por otro lado, los que viven despotricando sobre lo incómoda y poco glamurosa de esta forma de viajar/vivir.


Yo hoy os quiero mostrar los grises de esta experiencia, porque ni todo es tan malo ni todo es tan bueno, y aunque mi opinión también va a ser subjetiva en base a la percepción que he tenido en las dos escapadas que he hecho, voy a intentar ser lo más objetiva posible en esta publicación.


En esta familia queríamos ser campers desde antes de que se pusiese de moda serlo, pero por circunstancias ajenas a nuestra voluntad no ha podido ser hasta ahora cuando hemos podido dar el paso. Hace algunos años que soñábamos con perdernos en una furgoneta con un colchón, recorriendo mundo, sin fecha de ida o vuelta y sin un itinerario establecido...


Como desde entonces hasta ahora nuestra realidad ha cambiado bastante, hemos tenido que "adaptar" la vida camper a la situación actual. Para ello, hemos optado por comprar una furgo que, además, sirviese de vehículo diario para mí, y la mejor opción que pudimos encontrar fue una Hyundai H1 de 9 plazas.






La adaptamos comprando unos oscurecedores hechos a medida, tintando los cristales traseros, quitamos la última fila de asientos y adaptamos un sistema de cadenas para que los perros fuesen atados mientras estábamos en marcha; también hicimos la base de la cama y compramos los colchones y una pantalla con navegador (que no nos sirve más que para poner música ¡fuck ali express! Con todo esto listo, decidimos emprender nuestra primera aventura (os hablaré de ella en otra publicación, hoy vamos a los tecnicismos).


Si queremos adentrarnos en la vida furgonetera, tenemos que tener claro que la vida camper, no es cómoda. En este sentido libertad y comodidad no pueden ir juntas y es donde tenemos que elegir entre unas vacaciones campers (libres) o un en un hotel (cómodas). En nuestro caso, tenemos la suerte de que la cama es perfecta para 5, ya que ocupamos casi toda la furgo con los colchones, lo que hace que podamos dormir cómodos. Pero la realidad, es que todas las comodidades que vamos a encontrar en nuestra casa, aquí no van a estar.


Nosotros no tenemos poti, no tenemos fregadero, ni ducha; por lo que para todo ello tenemos que contar de los recursos que la madre tierra quiera ofrecernos en el momento, y os puedo asegurar que son cosas que echas de menos. Además, la vida camper con un niño de dos años que está empezando a descubrir mundo y a reafirmar su personalidad, tampoco es fácil y eso hace que yo me desespere de vez en cuando (lo de fluir no va conmigo).


Tenemos que estar abiertos a los cambios de última hora, a no saber dónde vamos a dormir ni si habrá otros furgoneteros alrededor o en qué circunstancias. Tenemos que estar abiertos a ponernos en marcha con los dientes sin cepillar o la cara sin lavar; a pasar calor por no haber elegido el destino correcto si es verano, a dormir mal por los desniveles del terreno que no hemos sabido controlar, etc.


Pero aún así y con todos los errores cometidos en las dos furgoescapadas que hemos hecho, os puedo asegurar que estoy deseando que arreglen la furgo para volver a repetir, porque puede que la vida camper no sea la vida más cómoda, pero sí la más libre, y por tanto, la vida mejor.


Puedes ver nuestra primera furgoescapada PINCHANDO AQUÍ.

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