Todos solemos pensar que las familias desectructuradas son aquellas en las que los padres están separados, o en las que hay ausencia de uno de los dos, en definitiva, el concepto de familia desestructurada lo entendemos por todos aquellos tipos de familia donde no hay un papá y una mamá que vivan juntos, la felicidad ya si eso la vamos viendo.
Yo me he criado en una familia donde había un papá y una mamá, sin embargo nunca hubo felicidad en esa casa, por lo tanto, para mí una familia desestructurada es una familia donde no hay felicidad y donde no hay amor.
¿Y por qué si el título de la publicación es "Sueños Rotos" os suelto este rollo sobre las familias? Pues porque hace un tiempo me vengo dando cuenta de que la familia que pretendía formar también está desestructurada y en consecuencia, se me están rompiendo los sueños.
Hoy el padre de dragones me ha dicho que está agobiado, que no tiene tiempo para él. Os prometo que lo entiendo perfectamente, pero lo que no alcanzo a comprender es que me diga eso cuando solo ha pasado una tarde con Rubén, UNA. Me parece un tanto egoísta que sacrifico mis horas de sueño para estudiar; que me como la comida fría porque siempre tengo que estar pendiente a la de Rubén; que me ducho rápido y mal el 90% de las veces; etc; y que él, por una tarde al mes, sea el que se agobie.
El post no va de atacar al padre de dragones, ni mucho menos, pero esa situación ha sido el detonante de todo lo que lleva pasando por mi cabeza desde hace unas horas, de mis sueños rotos. Porque aunque ya lo barruntaba desde hace un tiempo, al final, en esta familia no hay felicidad. Mis sueños se han roto en el momento que esas palabras han resonado en mis oídos, os lo prometo que sí, porque en una familia feliz los padres no se agobian, y los miembros de ésta se apoyan unos a otros en los malos momentos; en una familia feliz cada día es un regalo y no una oportunidad de perdernos la vida mientras miramos una pantalla; en una familia feliz, nos alegramos de estar juntos y no vivimos buscando la oportunidad de separarnos...
Después de escribir esto, no creo que seamos una familia desestructurada, lo que creo es que directamente ni siquiera somos una familia. Y la culpa es mía.
Yo vivía empeñada en un concepto de familia feliz que no llega, que no es esto, y os puedo asegurar que estoy completamente aterrada; me da miedo porque Rubén no se merece a una madre que llora por los rincones cuando nadie ve; a un padre que busca la menor oportunidad de hacer más caso a su teléfono que a lo que ocurre a su alrededor; y si me apuráis, no quiero esta vida, y lo sé, y lo sabe.
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