Me voy porque te quiero

Me voy porque te quiero y me alejo porque te hago daño.

Me escapo sin quererlo, por quererte, de una jaula tan a nuestra medida que hasta las pasiones se nos han quedado pequeñas, donde ya no cabe nada más que la infelicidad que rezuma por los poros de tu piel cuando me miras, porque ya a penas me tocas.

Me voy queriéndote, porque no soporto vivir perjudicándote a conciencia y sin ser consciente de todo el daño que te hace mi presencia; de la asfixia permanente que te proporciono, de la falta de aire que tienes porque yo te lo robo, de la necesidad de respirar libremente que te consume, a mi atado.

Me voy haciéndome daño a mí, por dejar de hacértelo a ti, porque en este mundo de lo absurdo que los dos hemos creado en tantos años, es absurdo seguir pensando que dos son suficientes, porque ahora dos parecen demasiados.

Me voy y no porque quiera, sino porque lo necesitas, porque aunque no lo digas lo demuestras, porque el silencio habla y resuena, y la casa se cae a trozos, y esa cama que antes ardía ahora ya ni quema, ni brasas quedan.

Me voy, porque te quiero y no soporto la idea de perderte, de perdernos; de encasillarnos en una culpa repartida a partes desiguales, por un amor quebrado en trozos irrecuperables; besos hechos añicos que ni reconstruirse pueden, pasiones olvidadas que ni en la memoria permanecen; miradas que abrasaban y que ahora ni se sienten...

Me voy porque te quiero, y porque siempre te he querido, y por eso no me permito ser yo la causante de tanto caos, de tu caos; de esa sensación que no te gusta; de ese gesto amargo que refleja tu cara, de esa necesidad de escapar a través de una pantalla...

Me voy porque te quiero, me voy porque te cuido...