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Jess Martín

Perros y Embarazo


Uno de los mayores dramas de la sociedad, es tener perro, con todo lo que ello "supone" para un embarazo y para la posterior crianza del bebé. Lo que hacía que para mí fuese una auténtica pesadilla cuando salía el tema "¿Y qué vas a hacer con los perros?". ¡YA CÁLLESE SEÑORA! 

Yo no tengo perros, yo soy madre perruna de dos hermosas criaturas que comparten mi casa, mi comida, mi sofá, incluso mi cama, y por lo cual, son parte de mi familia y nunca en la vida he contemplado la posibilidad de que eso vaya a cambiar.

Es muy desagradable, que lo primero que se le pregunte a una mujer que acaba de dar la noticia de su buena esperanza sea: -¿Y ahora, qué vas a hacer con los perros?-. Pues a ver, persona entrometida, voy a hacer lo mismo de siempre, cuidarlos y quererlos mogollón. No, no van a mudarse al patio de casa ni a una protectora, ni van a cambiar su modo de vida, ni los voy a entregar a un familiar hasta que el bebé se haga grande y "pueda convivir con perros" (¿es que acaso hay una edad para convivir con perros?), ni, por supuesto, los pensaba abandonar o entregar a una protectora (¿¡estamos locos!?). Como ya sabéis, fueron múltiples (des)consejos los que me dieron durante todo el embarazo sobre la nueva vida que mis hijos perrunos tendrían que llevar ahora que Rubén iba a venir a este mundo.



Pero, ¿cómo vivieron ellos mi embarazo? Pues normal, sabían que algo pasaba, que dentro de mí algo se apoderaba de mi cuerpo y sí, los perros tienen "perronalidad" y cada uno vivió el embarazo según su criterio. Trufa fue más indiferente, sabía que pasaba algo pero, pero prefirió mantenerse al margen y solo participaba lo justo y necesario para darnos a entender que sabía que la situación iba a cambiar. Reo en cambio, se lo tomó de un modo más activo. El vínculo desde el minuto 1 fue real entre Reo y el bebé en gestación. Él ya supo antes que yo que algo había ahí dentro, y ya lo quería y lo protegía, no ha habido noche que no haya dormido apoyado en mi barriguita, y si yo no podía dormir o me desvelaba, el pasaba la noche en vela conmigo, todas las mañanas, dedicaba sus primeros minutos del día a chuperretear la barriguita y no se despegó de mí ni un solo segundo en las 37+4 semanas que estuve en casa. Reo fue el guardián de mi gestación, nadie mejor que él aceptó el cambio, a veces, se iba a la que sería la habitación de Rubén y se tumbaba junto a la cuna, no sé por qué, pero allí se quedaba.


El día que fui al hospital, él ya lo sabía, él sabía que algo pasaba ahí dentro, ese día, Reo estaba más nervioso de lo habitual, no paraba de poner su patita en mi barriga mientras gemía, supongo que trataba de decirme lo que al final de la tarde ya averigüé. Trufa, en cambio, solo se acercaba lo justo para reconocer a Rubén dentro de mi vientre y darle algún lametón en plan saludo.


Durante todo mi embarazo, ellos siguieron durmiendo conmigo en la cama si era necesario, yo seguí dando paseos con ellos y recogiendo sus necesidades si era necesario. No faltaron lametones y momentos compartidos en todo el embarazo. Al final de éste, cuando yo me encontraba más patosa, si tenía que sacarlos sola sí es verdad que cambié por sacarlos de uno en uno, pues son perros grandes y yo ya dudaba de mi estabilidad si tenía que ir con los dos. 


En mi experiencia os contaré, que vivir un embarazo con perros es una experiencia increíble, el vínculo que crearon Reo y Rubén desde el minuto uno que mi óvulo se fecundó, es algo precioso que sin duda nunca olvidaré y que me reafirma lo bonito de convivir con diferentes especies. Me alegro de haber vivido mi embarazo con ellos, viendo cómo cada uno actuaba y reafirmaba su "perronalidad" frente a este nuevo cambio que se avecinaba, frente a esta gran aventura que íbamos a empezar a vivir en la que iba a haber uno más. Supongo que es normal tener miedo a la reacción de los perros frente al embarazo y posterior maternidad, sobretodo si son "niños mimados" como los míos, pero independientemente del miedo que se pueda tener, todo sale bien siempre, ellos hacen que salga bien. Sin duda, lo mejor que me ha podido pasar es compartir mi embarazo con ellos, vivirlo con ellos y hacerlos partícipes de esta experiencia. Tengo unos perros maravillosos <3

¿Y por qué os cuento esto? Porque creo que es importante que entendáis que los perros también son parte de la familia, y que no es justo abandonarlos, hacerlos partícipes de esta experiencia es muy grato para ambas partes y seguro que os sorprenderá. De ahí nace "UNA LOCURA LLAMADA FAMILIA", nuestra locura, nuestra gran aventura de Padres de Dragones, con tres dragones guerreros y felices, con los que esperamos vivir muchos momentos y experiencias nuevos. Un bebé que llega a una familia con perrito, no resta, sino que suma, suma amor, bondad, empatía y muchas risas a la casa.

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