Convivo con la ansiedad desde hace tanto tiempo que ya no soy capaz de calcularlo, más del que me gustaría reconocer...
Mi ansiedad es una compañera fiel que se manifiesta demasiadas veces, más de las necesarias, y siempre lo hace de dos formas muy distintas: o me cierra el estómago de tal forma que puedo pasar días sin comer, o me hace devorar todo lo que tenga delante, sin medida ni concierto. He aquí una chica con trastornos alimenticios.
Tener trastornos alimenticios es un problema para la salud, lo que algunos expertos suelen llamar "hambre emocional". Esta sensación de hambre no es real, está en la mente, unida a una sensación de ansiedad, en mi caso. Ya os digo yo que aunque creáis que es fácil por el hecho de que somos capaces de identificar el problema, no lo es. Cuando Ansiedad me posee, pierdo completamente el control sobre mis actos, me confieso devorando kilos de golosinas en minutos, me confieso comiendo por comer, porque sí, porque necesitaba calmar ese "hueco" que hay en mí y que, por supuesto, sabía perfectamente que no era hambre, a veces incluso me he sentido más ansiosa cuando no he tenido qué comer. También confieso que a veces después de esto el sentimiento de culpa es tan absolutamente enorme que me declaro culpable de provocarme vómitos después de la ingesta.
El origen de mi relación con Ansiedad lo desconozco, sé que empezó cuando empecé a estudiar y trabajar al mismo tiempo, pero a ciencia cierta sé que el problema no era ese. Al principio, Ansiedad me visitaba sin motivos aparentes, venía porque sí y en contadas ocasiones, normalmente, atacaba en forma de comida o de ayuno... Mi mayor susto en esta relación, me lo llevé hace casi dos años, un 29 de diciembre de 2018. Estaba embarazada de 29 semanas, llevaba varios días con dolores en el pecho y ya la semana anterior había tenido un pequeño susto a menor escala de lo que me iba a pasar ese día: ese día amanecí normal, pero mis faltas de aire eran más frecuentes, lo que provocaba que me diesen pequeños mareos de vez en cuando, como todo lo que te pasa durante un embarazo, esos síntomas también los achacaba a él; recuerdo que a lo largo de la mañana los pulsos en el pecho eran frecuentes que los días anteriores, y más notables, esa mañana discutí con mi madre, y fue al tiempo, cuando mientras hablaba con un amigo, pasó, pasó que empecé a notar que me asfixiaba mientras hablaba, tenía que parar, y de repente sin esperarlo un dolor en la zona del diafragma que me dejó sin aire apareció, un dolor intenso, a penas podía respirar... Después de 10 horas en la sala de urgencias, fue cuando me empezaron a recomendar una vida tranquila, pues parecía que era un ataque de ansiedad.
Esa fue la primera vez que Ansiedad me golpeó tan fuerte, pero no ha sido la única, desde entonces, cuando me altero mucho sufro esos episodios, en la mayoría de ocasiones no suelen ser ataques tan fuertes, pero Ansiedad siempre está preparada para dar el golpe.
Controlar a Ansiedad no es tarea fácil, a duras penas lo consigo y la mayoría de veces es ella la que se sale con la suya. Tener trastornos alimenticios ligados a la comida no ayuda en nada la salud, normalmente acudimos a alimentos insanos, alimentos que también van a perjudicar nuestro cuerpo, además de lo que ya tenemos perjudicada nuestra mente en esos momentos. Vivir intentando controlar a Ansiedad es una carrera de fondo en la que espero llegar a la meta victoriosa algún día, me confieso con pequeños logros de momento pero con muchas batallas perdidas en esta guerra.
¿Cómo controlo la ansiedad? De momento lo único que me ayuda es saber identificar cuándo Ansiedad viene a visitarme, e intentar actuar en consecuencia, os diré que meditar va muy bien cuando eso pasa. Pero lo ideal es controlar nuestra psique hasta el punto de que Ansiedad decida no venir a visitarnos, que seamos nosotros los que tomemos el control de nuestro barco, hasta el punto de que al final, Ansiedad pierda esta guerra. Para ello, he empezado a hacer deporte, zumba, y os hablaré de ello y de los beneficios que estoy obteniendo. Además, para sentirme mejor conmigo misma y más relajada, para evitar la llamada de Ansiedad, hay una canción con la que suelo poner fin a la sesión, la canción de estiramiento, donde además de estirar, practico como una especie de mindfulnes que ya os digo que me sienta de maravilla. Prometo hablar de todo eso en otro post, para no alargar este demasiado.
En definitva y como conclusión, Ansiedad y yo estamos en guerra, yo voy perdiendo, pero ocasionalmente obtengo pequeñas victorias. Si comparto mi experiencia es para que entendáis que las "opomamis instagramers" no somos perfectas, ni tenemos una vida de ensueño, yo, soy una mamá real, con ansiedad, inseguridad y con todas las cosas malas del mundo, pero lo importante, es reconocerlo, identificarlo e intentar buscar soluciones.
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