Hoy la frustración se ha apoderado de mi ser, hoy, me siento terriblemente inútil y fracasada como mujer en el ámbito laboral...
Las que seguís mis idas y venidas desde hace un año (cuando creé el blog) sabéis que ya por aquel entonces andaba inmersa en una búsqueda activa de trabajo; pues a día de hoy, mis deseos de reincorporarme al mundo laboral siguen truncados... Para las nuevas, os pongo al día:
El mismo día que firmé mi finiquito me enteré de que en nueve meses iba a llegar Rubén, pero aún así yo no pensaba dejar de trabajar, básicamente porque con una hipoteca y un coche que decidí comprarme justo el mes que me despidieron no podía permitirme el lujo de estar de año sabático. Como había estado trabajando sin descanso (ni vacaciones) durante tres años (gajes de ser pluriempleada), el todavía no padre de dragones y yo acordamos que descansaría un mes y luego volvería a buscar trabajo. PERO, un riesgo de aborto en mi embarazo cambió el plan, así que al final decidimos que lo mejor sería estar tranquilos hasta que Rubén naciese y luego ya veríamos. Entre la paga de maternidad y el desempleo, haciendo cuentas, podríamos vivir durante el primer año de Rubén, pero aún así yo quería trabajar por lo que empecé a enviar currículums a través de las plataformas que todo el mundo conocemos.
A modo de resumen yo creo que está bastante bien y comprensible.
¿Por qué precisamente hoy me siento así?
Porque a veces la frustración me puede, porque no me creo que después de casi dos años buscando un trabajo, no me hayan llamado ni para una triste entrevista. Estoy cansada de ver siempre la misma palabra, en rojo, DESCARTADA. ¿En serio?
Hay quien dice que mi problema es que he tenido muchos trabajos (pluriempleada de larga duración en dos o tres empresas simultáneamente); otros que es por los estudios, que debería tener menos; otros que debería tener más; otros que aunque tenga conocimientos no tengo titulación... Las posibilidades son infinitas, y la realidad es que de nada me sirve saber hacer tantas cosas o haber dedicado tantos años a formarme y a estudiar, si al final del día me voy a la cama con el deseo frustrado de un teléfono que no suena, de una entrevista que no me hacen...
No sabéis lo importante que es para mí sentirme realizada laboralmente, no sabéis lo que me frustra la necesidad insatisfecha de no tener trabajo, y sí, como yo habrá miles de personas, incluso en peor situación, pero yo hoy os hablo de mí, de cómo me siento.
¿Por qué nuestras vidas dependen de un currículum o una foto? ¿Qué pasa con la entrevista? Me descartan sin conocerme, sin saber de mí, y sí, como a mí, a miles. ¿Acaso a lo único que voy a poder aspirar en esta vida es a un funcionariado que a saber cuándo va a llegar?
Hoy, me ha dolido en el alma volver a abrir la aplicación y, como cada día, volver a encontrarme esa palabra...
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