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Jess Martín

Derecho a EJERCER la maternidad.

Madres, suegras, tías, incluso GENTE QUE NO CONOCES DE NADA; todo el mundo se cree con un derecho adquirido cuando te conviertes en madre, a decirte cómo tienes que criar y educar a tu hijo. Ríete tú, de la crianza respetuosa.


El problema en este campo, es que tenemos tan arraigado que esto es así, que si cometes la locura de imponer tus ideales sobre crianza, te contestan con un convincente: "Yo he criado a 10"; "Pues para eso soy su abuela"; "Soy tu madre y mira lo bien que me has salido"; "es que eres primeriza y no sabes". Todas tenemos claro, entonces, que estos argumentos son sólidos y con una evidencia científica demostrable para entender que estás equivocada en cuanto al mundo de la maternidad, nótese la ironía.


Hoy, en el blog, ¿cuándo hemos perdido el derecho a criar a nuestros hijos?


Estás en el hospital, aún convaleciente por la lucha del parto (da igual si ha sido vaginal o cesárea, que el cansancio físico y mental es real y a grandes dosis en esos momentos); no hace ni 24h que has librado la que ha sido, sin duda, una de las batallas más importantes de tu vida, pero no te engañes querida amiga, la guerra no termina ahí. Más o menos convaleciente, has salido victoriosa de paritorio o quirófano, pues ya eres madre y tienes a tu bebé contigo, pero siento decirte que lo peor, está por llegar.


Eres madre, pero desengáñate porque ese bebé que tienes entre tus brazos y que probablemente estés alimentando lo van a criar otras personas, y tu vida, va a ser una guerra constante de imponer tus preferencias ante el mundo, siendo tú la que salga perjudicada en la mayoría de las ocasiones.


¿En qué momento nos creemos con derecho de decir a otras madres cómo tienen que criar a sus hijos? Ni siquiera si fuese experta en crianza se me ocurriría hacerlo. Hemos sido madres, pero no tenemos derecho a ejercer nuestra maternidad sin que se nos sabotee por ello. El problema que veo en esta sociedad, es que es una ideología y práctica tan inculcada en el ser humano que no nos damos cuenta que es una de las mayores faltas de respeto hacia nuestra persona, hacia nuestra labor como madres.


Nada más parir, ya nos encontramos con una sala llena de gente que nos dice cómo coger, alimentar, vestir, cambiar el pañal, etc, a nuestro bebé. ¡Ya cállese señora! Primeriza o no, mi niño es mío y yo sabré lo que tengo que hacer con él, se llama instinto. Pero no, esta ideología es tan nuestra que pensamos que "nos están aconsejando".


En mi caso, las normas para con mi nueva vida eran simples y sencillas:

- No quería a nadie en paritorio ni antes ni después del alumbramiento, solo al padre de dragones.

-No quiero que mis familiares envíen fotos a diestro y siniestro a través de cualquier medio de comunicación telemático a terceras personas, independiente de que sean familiares o no.

-No quiero que se suban fotos a Facebook de mi niño.

-A mi niño lo educamos su padre y yo, si le regañamos, la filosofía de las abuelas de intentar calmar o mediar en la situación está completamente descartada.

-Si no quiero que mi hijo se entretenga con un móvil, no se lo des.

-No quiero que le mientan para conseguir algún beneficio (por ejemplo, si comes vamos al parque).

-No quiero que se le haga chantaje emocional (como te portas mal no te voy a querer).

-No quiero que se le inculque la ideología de que si hace lo que le dices obtendrá un premio material (dame un beso que te he comprao un regalo).

-No comparar con otros niños (mira la prima qué bien come y tú no)


Pues bien, TODAS y cada una de estas directrices las han incumplido en algún momento de estos 23 meses que lleva Rubén en el mundo; y lo peor, es que cuando impongo mis condiciones siempre salen molestos y argumentando las frases que decíamos al principio. ¿Es justo? Evidentemente no.


Creo que debemos empezar a concienciarnos de que las madres tenemos derecho a educar a nuestros hijos de la forma que mejor nos convenga o que creamos adecuada; y creo que debemos de empezar a tomar conciencia de lo importante que es considerar cualquier intromisión al respecto una falta de respeto hacia nuestro deber como madres de la criatura. Apliquemos el "nosotras parimos, nosotras decidimos" a estos ámbitos de la maternidad también, porque sin duda, la crianza, es uno de los campos en los que menos voz y voto tiene la madre.


Personalmente yo me encuentro cansada de lidiar con todo el mundo, de estar imponiendo continuamente mis preferencias y de tener que discutir, incluso llegar a enfadarme seriamente, para que se tomen en cuenta mis ideales como madre. No debería ser así, la madre del niño soy yo, y si digo blanco, aunque a ti no te guste y muy abuela/tía/fulanita que seas, te pones un punto en la boca porque no te compete su educación.


Yo sí reivindico mi derecho a criar libremente como considere adecuado, y eso no significa que otra que haga todo lo contrario lo haga peor que yo, no se trata de juzgar cómo o qué hacen las demás, se trata de que cada una haga lo que crea mejor para su hijo y para su vida. Y podéis llamarme loca con total libertad, pero pienso seguir librando esta guerra hasta que me muera si es necesario, pero tengo claro que a mi niño, lo vamos a criar sus padres, póngase el resto del mundo como se ponga.

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