Todos estamos concienciados con las palabras: cuidar, conservar, proteger, reciclar, reusar, reutilizar, segunda mano, etc; pero no todos las ponemos en práctica.
En una sociedad en la que nos movemos por RRSS, en la que nuestra vida no se basa en lo que vivimos sino en lo que mostramos a través de instagram y nuestra felicidad consiste en que eso que mostramos guste a los demás, es muy difícil no ir a la moda, no estrenar, no enseñar que tenemos lo mejor para ofrecer. En una sociedad, donde la oferta y la demanda está a la orden del día, donde tenemos la necesidad de un nivel aparentar constantemente, algo tan básico y anticuado como reparar las cosas, reusar la ropa o no tener el último bolso de Bimba y Lola puede ser realmente catastrófico para nuestros followers.
Pues bien, yo, antisistema de vocación, vengo a hablaros de algo que puede que no sea tan chick ni esté tan a la última, pero, como ya habréis escuchado en alguna ocasión, nuestro planeta se muere, y sí, se muere por culpa de creencias como las arriba expuestas, así, que en un día de concienciación tan importante como hoy, vengo a aportar un granito de arena y os doy algunas pautas (que son las que pongo yo en práctica) para intentar ser mejores seres humanos y agradecer un poquito a nuestra Madre Tierra que nos haya creado.
1.ROPA:
Sin duda, es completamente aberrante la cantidad de ropa que se puede tirar al día, y digo tirar como si fuera basura porque sí, es lo que mucha gente hace. Lo peor, es que esta ropa, en la mayoría de ocasiones, es ropa con poco uso e incluso con la etiqueta puesta. Ya me parece bastante estúpido comprar ropa que no te vas a poner nunca, pero tirarla con la etiqueta puesta me parece una actitud realmente caprichosa y sí, conozco a gente que lo hace.
Sin duda la mejor forma de acabar con estas montañas de ropa que algún día nos van a consumir a nosotros, es darla a otras personas que la pueda o les interese usarlas, no hablo solo de donaciones a personas que realmente la necesiten; sino a tiendas de ropa que se dedican a la venta para recaudar fondos, suelen ser asociaciones donde los beneficios se dirigen a una actividad determinada, donde yo vivo hay muchas de éstas.
Si esto no te termina de convencer porque aún así el espíritu del altruísmo no es capaz de poseerte, puedes optar por apps como Vinted o Wallapop, donde poner tu ropa nueva o de poco uso a bajo costo hará que otras personas puedan aprovechar esas ofertas para poder invertir en ropa que ya está hecha y tú, a cambio, puedes ganarte un extra.
En mi circunstancia personal, la mayoría del armario de Rubén es de ropa donada de otros niños más grandes, que a su vez, yo reparto entre varias amigas que tienen niños más pequeños cuando a Rubén se le va quedando pequeña. ¡Ojo! No se trata de dar limosna o ropa con desperfectos reseñables, se trata siempre de ropa en buen estado que, aunque usada, no tiene ningún desperfecto grande como suele ser una rotura o una mancha persistente que no se va.
Mi idea es que a largo plazo, pueda poner en contacto a personas que quieran dar ropa que ya no usen para que se la vayan intercambiando entre sí, a gran escala, donde todas nos ayudemos entre todas porque estoy segura que nuestros bolsillos nos lo agradeceran, así que me atrevo a pedirte encarecidamente que si estás leyendo esto y tienes ropa que ya no necesites, o por el contrario, necesites ropa para ti o alguien que conozcas, puedes ponerte en contacto conmigo a través de mi instagram o por correo electrónico.
2. LIBROS:
Cuando hablamos de lectura ser sostenible se nos atraganta un poco, ya que a todas nos gusta el olor a libro nuevo (a mí la primera), por eso, una de mis opciones para intentar no fastidiar mucho a los árboles de este planeta es el libro digital.
Pero si te niegas a estos sistemas modernos, si eres una de esas personas que se agarra a la vida retro y necesitas leer en papel, una buena opción para encontrar libros son los mercadillos o librerías de segunda mano, aquí los libros ya están fabricados y encima a mejor precio que si lo compramos nuevos, por lo que, tanto tú como el planeta sois ganadores.
Existen grupos de intercambio de libros, donde se van intercambiando libros de interés común para que se puedan leer en un tiempo determinado y luego devolverlos a sus dueños, una opción que también me parece interesante.
Y si para terminar no te convence ninguna de estas, siempre nos quedarán las bibliotecas :)
3. MATERIAL DE PAPELERÍA:
Es muy común que cuando empezamos el curso queramos llevarlo todo nuevo, dejando en un cajón bolígrafos a la mitad y cuadernos a medio escribir porque son "del año anterior".
Reusar estos materiales no solo será beneficioso para el planeta, sino también para tu bolsillo o el de tus padres.
Si estás opositando, eres autosuficiente y adoras el material de papelería, tengo que decirte que en este caso la contención puede ser muy buen aliado, pero como sé que eso no va a pasar (te lo dice una coleccionista de bolígrafos), lo mejor es que practiques continuamente el mantra "gastar antes de empezar", que viene a significar que por muchos bolígrafos que colecciones, espera a gastar el que está en uso antes de empezar el siguiente, así por lo menos garantizas no tener 40 bolígrafos a la mitad.
4. MUEBLES:
En esto sí juego con caballo ganador, ya que mi casa (y lo digo con orgullo) tiene un 80% de muebles reciclados o restaurados.
Cuando me mudé la casa ya tenía algunos muebles que el propietario anterior nos dejó y yo también tenía unos cuantos que había comprado para el piso de alquiler donde vivía, por lo que tengo muebles que llevan 10 años conmigo y otros tantos que probablemente ya estén para el asilo pero que con un poquito de cariño y pintura han quedado como nuevos.
Además, he ido descubriendo que soy fan de las reformas, por lo que tener a mano sitios donde tiren los palets de carga de mercancía puede ser una buena opción para fabricar tus propios muebles de forma gratis y, eso sí, de madera.
Otra de mis opciones es comprar muebles de segunda mano y ¡oye! os puede quedar una casa preciosa y muy económica con esta opción.
5. BUENOS HÁBITOS:
Educar a todos los miembros de la casa en la sostenibilidad del hogar también es importante, como por ejemplo: no gastar más agua de la necesaria, apagar las luces, etc. Pero esa parte ya nos la sabemos.
Sin embargo, educar para que den uso a sus cosas antes de desecharlas, para que cuiden sus pertenencias y así evitar un deterioro repentino, también es importante.
En este sentido, los juguetes de madera por ejemplo, pueden ser muy buena opción ya que acompañan al niño prácticamente durante toda su infancia; enseñarlos a dar a otros niños los juguetes que ellos ya no quieran usar también me parece importante.
También considero buenos hábitos la reparación de las cosas de casa: reparar una mesa que se ha roto o reusarla de otra manera, intentar buscar electrodomésticos con defecto de fábrica antes que el último modelo, aprovechar los botes de cristal de algunos productos para usarlos como tuppers o envases domésticos, son opciones sostenibles con las que conseguiremos frenar un poco la fabricación masiva de artículos que, en definitiva, no necesitamos.
Si te ha gustado este artículo no dudes en darle al corazoncito para hacérmelo saber.
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