Cuando era pequeña, me imaginaba muchos futuros laborales, pero todos tenían algo en común y de forma más próxima a un posible futuro laboral: quería ser universitaria.
Ser universitaria cuando tienes una familia con recursos económicos limitados es una ardua tarea, pues aunque la universidad sea pública, todos sabemos que hay que pagarla y todos los gastos que eso conllevaba. Pero volviendo a mi fantasía infantil, me imaginaba muchas profesiones, todas las del mundo, a cual más sofisticada e interesante, todas, menos ser jurista.
A día de hoy sigo sin tener muy claro qué fuerza oculta y extrasensorial me incitó a tomar la decisión de adentrarme en el mundo de las leyes, pero sentí que debía ser así, por alguna extraña razón que 12 años después sigo sin poder explicar.
En mi vida adolescente y ya viendo el futuro universitario más cercano, seguía queriendo ser muchas cosas, quería estudiar muchas cosas, pero derecho nunca estuvo entre las opciones. Yo, quería estudiar genética, veterinaria, magisterio, psicología, historia del arte... cualquier cosa; ¡¡hasta filosofía estaba entre mis opciones!! Pero ese día, solicitud de preinscripción en mano y un futuro incierto por delante, ese día, elegí derecho. Así, sin más, sin ton ni son y sin saber muy bien qué me llevó a tomar esa decisión de última hora, allí estaba yo, con mis dos amigas del momento, emprendiendo una nueva aventura, y voy, y cambio de camino...
Dicen que las cosas planeadas son las que mejor nos salen, tengo que decir que a día de hoy no me arrepiento de haber estudiado derecho, ni de haber cumplido mi sueño universitario; pero es cierto que es una carrera a la que le perdí el encanto, soy una enamorada de la justicia y una defensora de la ley; pero eso me hace desencantarme con quien maneja los hilos de esa poder que nos dan las normas establecidas, estudiar derecho, me ha hecho darme cuenta de que la ley, por desgracia, no es igual para todos y que a menudo manipulan la justicia a antojo de los poderosos. Soy una enamorada del derecho, pero odio profundamente a quien lo imparte.
En mi cruzada con la vida, quise creer en un mundo igual para todos, una vez dentro de esa secta que es el derecho, soñaba con un futuro donde las leyes fuesen conocidas por todos, donde nos formasen en derecho prácticamente desde el inicio de nuestra vida escolar, donde la justicia no quedase al alcance de unos pocos...
No sé por qué elegí estudiar derecho, solo sé que tiene que ser para algo más importante que dejar la justicia para los ricos.
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