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Jess Martín

OPOSITAR: LOS JUEGOS DEL HAMBRE

Antes de comenzar, si no has visto esa película o leído esos libros RETROCEDE, esto es un gran spoiler. Dicho esto, una vez dado el aviso, os sitúo con una vuelta al pasado:


En segundo de carrera en mi "grupo de amigas" eramos 5 chicas: tres llevábamos juntas desde el instituto y el año anterior habíamos conocido a las otras dos (aunque yo el primer año estuve en otra clase). Bueno, de estas dos últimas chicas, había una, llamemosla, la señorita P (por mantener el anonimato, aunque si alguna vez lee esto sabrá perfectamente que hablamos de ella) que es la protagonista de esta historia. Mi amiga, la señorita P, todos los días llegaba a la facultad una hora antes de que empezaran las clases, se sentaba en nuestra fila de pupitres y empezaba a repasar los apuntes que habíamos tomado el día anterior, hacer prácticas, etc. Durante las clases no apartaba la vista de la pantalla del ordenador, atendía en clase a todo momento y participaba; la tarde la dedicaba a realizar las prácticas pertinentes, ejercicios y corregir los apuntes para dejarlos "listos para estudiar". Esta amiga, la señorita P, decía que era su trabajo y su responsabilidad hacer eso todos los días; además, la señorita P tenía vida social. Esto tiene poco que ver con la historia que os voy a contar en realidad, pero es necesario para que entendáis lo que pasó luego. Nuestras asignaturas (en los tiempos de la Licenciatura) eran todas anuales, por lo que, aunque el curso se dividía en dos cuatrimestres, nosotros a principios del segundo cuatrimestre teníamos una "prueba parcial" y si la superabas, pues eso que te llevabas que a junio ibas solo con la mitad del temario. Pues bien, un mes antes de esos examenes parciales, tuve un accidente de tráfico, y tuve que guardar reposo durante casi todo ese mes, pudiendo incorporarme a las clases la semana antes de los examenes. Cuando llegué a clase, ella ya estaba allí (acordaos que llegaba una hora antes) así que le pedí que, por favor, me pasase todos los apuntes de ese tiempo que había estado sin poder ir. Su respuesta fue clara y concisa: NO. Dijo que todos tenemos problemas y situaciones complicadas, pero que tenemos que ser responsables y esforzarnos para conseguir las cosas, ella tenía sus problemas y aún asi todos los días se esforzaba por ir a clase, hacer sus tareas, repasar sus apuntes, etc; y que no podía "regalarme" un mes entero de apuntes porque yo no había podido ir a clase.


Si os soy sincera, entendía su postura perfectamente, pero me prometí que NUNCA, en toda mi vida académica, le haría eso a otra persona que necesitase mi ayuda. A partir de ahí me di cuenta que el mundo estudiantil, una vez son estudios superiores, es la peor de las selvas, que o comes o te comen y que muy poca gente va a darte la mano así como así.


La etapa universitaria de mi vida ya quedó atrás, pero en el mundo opositoril no creáis que he encontrado mejores personas. Me pregunto en qué momento hemos decidido que para ganar tenemos que derrotar al otro, eso es de los tiempos medievales.


Personalmente, por lo que puedo observar, el mundo estudiantil es una especie de juegos del hambre versión apuntes, "los juegos de los apuntes" o algo así habría que llamarlo. Es increíble la de gente que es capaz de darte información falsa sobre temarios o apuntes, supongo que por miedo a que "le quites la plaza". Yo no creo que el juego funcione así.


A diario, sois muchas las que me escribís pidiendome orientación o consejo, porque sois mamás y queréis empezar a estudiar y no sabéis por donde empezar; muchas probablemente coincidais conmigo en alguna convocatoria y no por eso tengo que perjudicaros, porque no me vais a quitar mi plaza, vais a pelear por ella en un examen, Yo creo que una oposición no se supera perjudicando a otros, se supera con tu esfuerzo y tus horas de trabajo y dedicación.


Nunca negaré mi ayuda a alguien que me la pida, ¡ojo! no voy a trabajar gratis tampoco. Olvidaos de pedirme temarios completos ya masticaditos para estudiar, o que os haga un plan de estudios de cuatro meses de forma gratuita, porque no, yo no regalo mi trabajo; pero no me cuesta nada pasar un tema, explicar un concepto concreto o dar unas pautas para aprender a organizar o guiar tus tiempos de estudio.


¿Por qué os cuento esto? Porque me da pena en lo que se está convirtiendo la humanidad, o en lo que ya se ha convertido; porque me asusta, ver de lo que somos capaces de perjudicar a otros por miedo a que sean mejores que nosotros; porque al fin y al cabo, la vida, ya son unos juegos del hambre y eso, me da mucho miedo.

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